EN SUSPENSO
Cuando la fuerza del cuerpo flaquea, el alma se acongoja. Cuando nuestro estado de ánimo cambia de momento a momento, podemos caer en la trampa de la depresión. El acumulo de pensamientos confusos hacen que nuestra mente pierda energías y hasta la noción del tiempo. ¿Cómo podría evadir esa trampa?
¿Cómo mitigar el dolor de un cuerpo con una mente confusa y un alma sumergida en tinieblas? No es fácil encontrar la solución, no es fácil reconciliarnos con la vida; esa existencia que hemos ido recibiendo por fragmentos. ¿Por qué Dios no pone en el enfrentamiento entre la rebeldía y la resignación?
Hay ocasiones en que de verdad comprobamos que nuestra vida es prestada desde el momento en que nacemos. Nuestro cuerpo es como una guitarra que depende de varias cuerdas para dar el tono a una melodía pero…, si por casualidad una cuerda se enreda y se rompe, las otras cuerdas empiezan a romperse. Puede que logremos remendar la primera cuerda rota, pero por cuánto tiempo. Solamente nuestro Creador sabe si las cuerdas de esa guitarra entonarán de nuevo una melodía.
Cuando nos encontramos en situaciones de suspenso, nuestro estado ánimo se desconcierta, no sabe cómo responder a los estímulos que recibe; no sabe si llorar, gritar, o sencillamente callar…, podemos correr a un rincón, sentarnos en un sillón y meditar.
¿Meditar en qué, en las emociones?
Sí, meditar en esa lucha de emociones que constantemente me restan mi poca energía; meditar en encontrar el equilibrio de una conformidad que cada vez se hace más difícil de entender, esforzarme en hallar de nuevo el sabor a la vida, encontrar la luz a mi alrededor en lugar de pasillos oscuros.
Nuestras emociones y estados de ánimo son como el viento, pueden soplar fuertemente como en otoño, o pueden hacernos respirar suavemente como la brisa de primavera.
Mientras espero, no quisiera desesperar, no quisiera tener estos diversos estados de ánimo, no quisiera encontrarme entre de "bien" o de "mal" humor; quisiera poder tomar conciencia de que los suspensos son únicamente un lapso de tiempo, una espera en que se pone a prueba nuestra paciencia, esa paciencia de la que carecemos muchos de nosotros.
Memorias de BriznaDpaz
Febrero 01, 2010
Cuando la fuerza del cuerpo flaquea, el alma se acongoja. Cuando nuestro estado de ánimo cambia de momento a momento, podemos caer en la trampa de la depresión. El acumulo de pensamientos confusos hacen que nuestra mente pierda energías y hasta la noción del tiempo. ¿Cómo podría evadir esa trampa?
¿Cómo mitigar el dolor de un cuerpo con una mente confusa y un alma sumergida en tinieblas? No es fácil encontrar la solución, no es fácil reconciliarnos con la vida; esa existencia que hemos ido recibiendo por fragmentos. ¿Por qué Dios no pone en el enfrentamiento entre la rebeldía y la resignación?
Hay ocasiones en que de verdad comprobamos que nuestra vida es prestada desde el momento en que nacemos. Nuestro cuerpo es como una guitarra que depende de varias cuerdas para dar el tono a una melodía pero…, si por casualidad una cuerda se enreda y se rompe, las otras cuerdas empiezan a romperse. Puede que logremos remendar la primera cuerda rota, pero por cuánto tiempo. Solamente nuestro Creador sabe si las cuerdas de esa guitarra entonarán de nuevo una melodía.
Cuando nos encontramos en situaciones de suspenso, nuestro estado ánimo se desconcierta, no sabe cómo responder a los estímulos que recibe; no sabe si llorar, gritar, o sencillamente callar…, podemos correr a un rincón, sentarnos en un sillón y meditar.
¿Meditar en qué, en las emociones?
Sí, meditar en esa lucha de emociones que constantemente me restan mi poca energía; meditar en encontrar el equilibrio de una conformidad que cada vez se hace más difícil de entender, esforzarme en hallar de nuevo el sabor a la vida, encontrar la luz a mi alrededor en lugar de pasillos oscuros.
Nuestras emociones y estados de ánimo son como el viento, pueden soplar fuertemente como en otoño, o pueden hacernos respirar suavemente como la brisa de primavera.
Mientras espero, no quisiera desesperar, no quisiera tener estos diversos estados de ánimo, no quisiera encontrarme entre de "bien" o de "mal" humor; quisiera poder tomar conciencia de que los suspensos son únicamente un lapso de tiempo, una espera en que se pone a prueba nuestra paciencia, esa paciencia de la que carecemos muchos de nosotros.
Memorias de BriznaDpaz
Febrero 01, 2010
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