Saturday, October 9, 2010

DÍAS AGRIDULCES


DÍAS AGRIDULCES

En los últimos días del pasado mes de Septiembre; ----cuando se empieza a disfrutar del otoño, cuando unos árboles cambian de colores y otros desnudan sus ramas dejando caer sus hojas una a una haciendo de los prados una alfombra dorada--- yo he pasado por experiencias agridulces, días que han sido como pasar del agua fría al agua caliente, he sentido en un momento el frio calándome hasta los huesos y en otro, he sentido la calidez de un sol radiante, he sentido que me hundo en un abismo de tristeza y de pronto siento que vuelo hasta el cielo por recibir una alegría. Irónico contraste ya que no hay tiempo de lamentaciones como no lo hay para la celebraciones. Es por eso que a estos días yo les llamo "días agridulces": días entre la tristeza y la alegría.

Equilibrar nuestra vida cuando los acontecimientos son tan revueltos no es fácil, sin embargo hay que navegar en medio de esa tempestad, hay que apretar fuerte los remos de nuestra nave para no naufragar y ahogarnos en ese mar de incertidumbre, y si las aguas se calman, hay que descansar y disfrutar aún no teniendo mucho tiempo para hacerlo.

Decimos que los errores se cometen por falta de madurez o falta de experiencia; es posible que esta teoría sea o no cierta; pero si es cierto y yo he podido comprobar que los años que existimos en la vida y los que seguimos viviendo no pasaron o pasan porque tenían o tienen que pasar; los años vividos nos van dejando huellas y enseñanzas y he podido verificar que no nos hacemos viejos, lo que pasa es que a medida que van pasando los años, nos volvemos más sabios y cautelosos. Y si caminamos lento, no es por la carga de los años sino porque la experiencia nos ha enseñado que si queremos llegar más rápido, hay que caminar despacio.

Sería maravilloso tener en nuestra juventud la experiencia de la vejez, sin embargo, como eso parece imposible de ser; solamente nos queda ajustarnos a vivir nuestra época y disfrutarla.

En estos últimos días puse en práctica enseñanzas que me ha dado la vida y lo que en un tiempo atrás me hubiera parecido como un ciclón con consecuencias desastrosas; los últimos días han sido como un chaparrón que aunque me mojó bastante, me sequé con la manta de la serenidad aprovechando más de lo dulce y descartando lo agrio.

Memorias de BriznaDpaz
Octubre 06, 2010