Thursday, December 31, 2009

DIEZ AÑOS ATRAS



DIEZ AÑOS ATRAS

Recordando cómo era mi vida diez años atrás en un 31 de Diciembre de 1999, puedo decir con bastante seguridad que si en verdad era 10 años menos de edad, mi estado psíquico estaba por los suelos. Todo parecía oscuro y miraba solamente puertas cerradas a mi alrededor. Siempre y hasta entonces, nunca me había puesto a buscar soluciones, enfocaba solamente los problemas --- que sentía cada día se abrumaban con mayor intensidad---; sin embargo, ese día tomé una resolución y fue: el de transformar mi forma de vivir; el de considerarme un ser humano el cual tiene defectos e imperfecciones; el de no tratar de cambiar lo que no tiene solución y aceptar las consecuencias, especialmente de mis errores.

Me puse a pensar que si mi viaje por la vida iba a ser corto o largo, tendría que descubrir nuevos horizontes, buscar alternativas y empezar a ver la vida con alegría y no con la rebeldía por tropezar con un terreno rocoso y árido. Tendría que buscar la fuente de agua que mojara ese terreno, convertirlo en una tierra fértil para que la semilla del amor, paciencia y tolerancia germinaran en mi conciencia. Tendría sobre todo de seguir cuidadosamente la brújula que me indicara el camino a seguir, no ahogarme en aguas que ni siguiera llegaran a mis rodillas. Despejar esa espesa jungla de pesimismo de mi cerebro.

Y así empecé el milenio, el año 2000, un año en que muchos creían que iba a ser la terminación del Universo; yo por el contrario muy osada y sin creer en esas predestinaciones, me disponía empezar un nuevo año con cambios que alterarían no solamente mi vida, si no la de otros más.

Hoy, diez años después siento y compruebo el por qué es bueno cambiar nuestros métodos de vida; todos necesitamos una variedad de cambios. El mundo como nuestro espíritu tienen un terreno inmenso que desea ser explorado; ¿por qué no explorarlo si tenemos la oportunidad?

Despido este año como se despidiera otro día cualquiera del año, como se le dice adiós al Sol cada tarde; lo despido dando un respiro a las crisis del día anterior; lo despido con el mismo optimismo de afrontar todas las aventuras y desventuras que estén por llegar, pensando que no estoy sola, que tengo un amor divino que me protege, sostiene y me acompaña siempre.

Si el camino de mi vida es corto o si es largo, seguiré navegando en el Universo junto con las estrellas como cuando descubrí el mundo de la comunicación diez años atrás. Creeré en todas las cosas posibles de creer, como también creeré en esa luz que ilumina mi camino y en un Dios me da fortaleza para continuar.

Armonía es la serenidad del alma. Esperemos tener un armonioso AÑO NUEVO.

Memorias de BriznaDpaz
Diciembre 31, 2009

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